Cuando tomamos la decisión de mudarnos, todos sabemos que la planificación es la etapa más importante del proceso. Lo siguiente es la clasificación y el empacado o embalaje de las pertenencias en cajas identificadas de todos los tamaños, desde los adornos hasta electrodomésticos y grandes muebles. Pero también deben tomarse en cuenta productos que bien sea por motivos de seguridad o por las leyes imperantes en los países no deberían moverse o, al menos en el mismo transporte donde se llevan los objetos más delicados o los que queremos cuidar más.
Si se contrata una empresa de mudanzas Madrid, esta se encargará de seleccionar aquellos productos que no debes trasladar en una mudanza y, los que sí se permiten, hacerlo con el mayor cuidado siguiendo las medidas más estrictas de seguridad.
¿Cuáles son los productos que no deben trasladarse?
Entre los productos que no debes trasladar en una mudanza, se pueden clasificar en los que pueden estallar debido a las altas temperaturas en los camiones de transporte o a la intemperie si se trasladan en camiones abiertos. También si incluyen los alimentos o productos orgánicos que se pueden descomponer durante la mudanza y causar malos olores y provocar malestares en las personas si son consumidos sin conservarse adecuadamente.
En el primer grupo de productos inflamables, combustibles y explosivos, se incluyen las bombonas de gas doméstico. Estos dispositivos a causa de golpes que pueden sufrir durante la carga y descarga y las altas temperaturas, pueden fallar sus válvulas y estallar. Esto causa daños a las cosas y personas. Igualmente, lo más seguro es que las regulaciones en cuanto a los tamaños y tipos de cilindros serán diferentes en la ciudad adonde se muda y, si es a otro país, mucho más se aplica.
En el segundo grupo, que son mayormente los productos inflamables, podemos nombrar las pinturas y barnices en cualquiera de sus presentaciones. Aunque las más peligrosas son las que vienen en aerosol pues, al igual que los cilindros de gas, contienen sustancias que pueden explotar por las razones antes citadas. Si son en forma líquida, estas se pueden derramar, dañando el camión de transporte o los objetos que se encuentren próximos en los vehículos de traslado. Por sus precios bajos, lo más recomendable es descartarlos y al llegar al nuevo domicilio, adquirir unos nuevos solo si es necesario, para impedir la acumulación de estas sustancias en la casa por largo tiempo.
En cuanto al último grupo, los alimentos también pueden representar un peligro si son perecederos; es decir se descomponen. Esto puede causar malos olores y enfermedades si son consumidos en mal estado. Para evitar este problema, se recomienda incluirlos en la planificación para que sean consumidos en los días antes de que se inicie la mudanza. Esto es más importante en los trayectos largos, porque así estén refrigerados en cavas o con hielo, no estaremos seguros de su estado hasta que nos produzca algún malestar estomacal a los integrantes de la familia.